Muñiz, el hombre tranquilo que se puso nervioso
Con la permanencia del Levante UD una temporada más en Primera División garantizada, hay cosas que me gustaría aclarar para, de una vez por todas, poder zanjar y recordarlas como una anécdota más en la vida. Vaya por delante mi más absoluto respeto hacia el que fuera técnico granota la temporada pasada en Segunda División, en la que se logró el ascenso con una superioridad insultante y que dejó de serlo a lo largo de la temporada 2017-2018 después de una muy mala racha de resultados, Juan Ramón López Muñiz.
Un servidor comenzó a seguir de forma diaria todos y cada uno de los entrenamientos del equipo desde septiembre hasta febrero, ambos inclusive. A lo largo de esos 6 meses, trabajando para SINTREGUA.ES, siempre traté de ser lo más veraz y contar todo lo que ocurría en el trabajo diario. Se contaba todo, lo bueno y lo menos bueno. De hecho, siempre que algo se criticaba se hacía porque lo que se quería era el bien del Levante UD por encima de todo, algo que no hace falta decir, por lo menos para la gente que me conoce.
Durante esos meses vi trabajar a Muñiz, o como yo le llamaba, ‘el hombre tranquilo’. Fueron muchos los entrenamientos que lo observé y nunca le vi levantar la voz, abroncar a ningún jugador y siempre fue fiel a sus ideas, de hecho, fue con ellas hasta el final. Aunque el comienzo del equipo no pudo ser mejor, poco a poco se entró en un bache muy grande (1 victoria en 21 partidos) que hacían presagiar un nuevo descenso de categoría si no se tomaban medidas.
El nerviosismo se palpaba en el ambiente y después de una nueva derrota en casa contra el Real Betis acudí, como cada día, a un nuevo entrenamiento a la Ciudad Deportiva de Buñol. Era una mañana fría y lluviosa y, sinceramente, me esperaba caras largas teniendo en cuenta la imagen del equipo el día anterior y la situación en la tabla. Lejos de eso, encontré un ambiente distendido con bromas y risas, algo que conté sin más. Mi sorpresa fue cuando me enteré que Muñiz, el hombre tranquilo, decidió cerrar los entrenamientos tanto en Buñol como en el Estadio Ciutat de València, es decir, se puso nervioso y toda la difícil situación de aquel entonces la pagó el primero que pasaba por allí.
Cuestionado por ello, afirmó abiertamente que había sido porque se había publicado algo que no era verdad. De hecho, lo llevó al absurdo afirmando que se había dicho que «estábamos de cachondeo», algo que, como se puede leer en la noticia publicada aquel día, no es cierto. Se dijo que hubieron bromas y risas, que las hubo. Lo peor de todo, es que aquel día a pesar de lo lejos que está Buñol para la mayoría de medios (no para mí), la lluvia y el frío, no estuve sólo, como me solía pasar a menudo y tanto a mí como a mi ‘compañero’ nos sorprendió aquel ambiente tan distendido con la que estaba cayendo y lo comentamos entre nosotros. Sin embargo él no publicó nada del asunto y, lo que es peor, negó que existieran estas risas.
Finalmente, Muñiz salió del Levante después del empate contra el Espanyol que acercaba al abismo de los puestos de descenso. Yo he cambiado de medio (nada tuvo que ver este ‘percance’ con Muñiz, algo que también me preguntan mucho y también aprovecho para aclarar). Desde estas líneas solo quiero desearle al técnico asturiano lo mejor, ya que le tengo un gran aprecio, tanto en lo personal como en lo profesional pero también quiero contar mi versión para que quede bien clara.
La vida sigue y un servidor continuará yendo a Buñol para contar lo que allí ocurra, lo bueno y lo menos bueno, porque creo que es lo que la afición del Levante se merece.