El Levante de Paco López y el Atlético de Simeone
Lo sé, es posible que me esté viniendo arriba. La resaca de anoche todavía nos dura a los granotas y la voz aún se resiente de cantar los cinco goles contra el Barça que, hasta ayer, permanecía invicto 43 jornadas consecutivas. Pero creo que el Levante ha encontrado con Paco López a un entrenador perfecto cuya llegada a primer equipo granota me recuerda muchísimo a la de Simeone al Atlético de Madrid.
El Cholo tomó las riendas del conjunto rojiblanco, por entonces dirigido por Gregorio Manzano, un 7 de enero de 2012. Era un equipo sin rumbo, deprimido, clasificado en décima posición y con una grave crisis de juego y resultados. Su afición, al igual que la del Levante, siempre se ha caracterizado por ser sufridora y por encogerse de hombros cuando le ocurren desgracias «somos el Atleti». Pero esto cambió ese día.
Simeone impregnó a su equipo con su gen competitivo. Se acabaron las lamentaciones, tocaba luchar, sobreponerse, salir adelante y dejarse la piel en el campo. Pronto contagió a la grada y todos remaron en la misma dirección. La afición se identificaba con lo que veía en el terreno de juego y el Atlético pasó de ser un equipo sin identidad a clasificarse por delante del ‘EuroLevante’ de JIM aquella temporada. De hecho, tuvo opciones de meterse en Champions hasta la última jornada.
Al igual que pasa con el Levante de Paco López, muchos se preguntaron ¿qué hubiera sido de este equipo si Simeone hubiera sido el entrenador desde el inicio de temporada? La respuesta la tuvieron inmediatamente. El Atlético del Cholo ha sido, posiblemente, el mejor Atlético de la historia. 5 temporadas en las que se han logrado títulos (Liga, Copa, Copa de la UEFA, Supercopa de España y Supercopa de Europa), ha jugado dos finales de Champions League y es uno de los ‘cocos’ de la máxima competición continental.
Con esto no quiero decir que el Levante de Paco López vaya a ser un fijo en la Champions. Pero, salvando las distancias de ambos clubes, creo que el técnico de Silla ha conectado inmediatamente con la grada y la plantilla parece otra. Los jugadores están a muerte con su míster y eso es fundamental. Por supuesto que esto es fútbol y puede cambiar en cualquier momento, pero podríamos estar ante el preludio de un ciclo muy bonito en la historia del Levante.
Ojalá haya llegado el momento de dejar a un lado el yunque y miremos al futuro con ganas de comernos el mundo, con los pies en el suelo, por supuesto, pero queriendo crecer de una vez por todas y olvidar el encogimiento de hombros y la resignación. Como dice el eslogan del club, tenemos un pasado por honrar pero también un futuro por conquistar.